Las ventajas de tener un gato
Los gatos son la mascota del futuro porque se adaptan a cualquier espacio para estar cómodos y vivir bien, poseen un carácter individualista por lo que no demandan grandes atenciones y son realmente inteligentes, aprendiendo todo lo que les sirve para tener una sana y armoniosa vida con sus familias humanas.
Eso es lo que mantiene enamorada de los cuchos a la médico veterinaria de la Universidad Mayor y especialista en comportamiento felino Marcela Valenzuela.
Mientras le brillan los ojos y una gran sonrisa se dibuja en su cara, Marcela enumera las muchas bondades que aporta un minino a la vida en familia.
- Son excelentes maestros para niños y adolescentes:
Aunque son muy independientes, se puede tener con ellos una alta conexión emocional, estimulando así el compromiso, la responsabilidad y el respeto indispensables en un lazo afectivo sano con quienes nos rodean.
- Son muy limpios:
A lenguazo limpio se bañan y acicalan muchas veces al día manteniendo su higiene personal siempre al máximo, pero, por sobre todo, utilizan una caja sanitaria y tapan concienzudamente sus evacuaciones lo que evita olores o ingratas sorpresas en los espacios compartidos.
- Monodieta:
Se caracterizan por ser animales que pueden comer lo mismo durante toda su vida, sin presentar cansancio o aburrimiento por sus alimentos, comiendo pequeñas cantidades varias veces al día.
- Larga vida:
En general y sin excesivos cuidados, un gato puede vivir de 20 a 22 años siendo así la compañía perfecta para niños y adolescentes que podrán atravesar estas edades de cambios importantes en sus vidas sin el duelo de perder un entrañable amigo.
- Reducen el estrés:
Principalmente de niños, personas adultas mayores y con enfermedades crónicas al observarlos dormir, trepar o simplemente jugar con una hoja seca de árbol, una caja de cartón o seguirse la cola. Se disfruta de un momento de paz y energías que ilumina hasta los días más complejos y oscuros de personas que pasan por cuadros de estrés o de depresión contribuyendo, además, a mejorar la autoestima de estos últimos
- Benefician la salud:
Distintos estudios han probado que tomar nuestro gato en brazos o que se instale cómodamente sobre nuestras piernas al pillarnos sentados logra reducir la frecuencia cardiaca en forma natural, aportando calidad de vida a sus humanos.
Y lo mejor, son silenciosos y respetuosos con sus amos… a la distancia te observan y con un leve cierre de ojos te dicen cuánto te quieren y lo importante que eres en sus vidas. Son el amor perfecto para todo aquel que disfruta la independencia!
EDICIÓN 2
9 Consejos para bañar a tu gato:
1. Antes de meter a tu minino al agua, asegúrate de que tienes todos los elementos necesarios para su aseo (champú específico para felinos, toallas, etc.). Una vez que empieces con la delicada tarea de bañar a tu gato, te será prácticamente imposible ir a buscar algo más.
2. Elige un momento en que tu peludo ronroneante esté tranquilo. O juega un buen rato con él para que se canse y no oponga tanta resistencia a la hora de decir ¡gato al agua!
3. No olvides cepillarlo bien antes de mojarlo. Así quitarás más fácilmente todo el pelo muerto o algún nudo que pueda tener.
4. Si puedes contar con la ayuda de alguien más, que sea de confianza de tu minino, será genial. Mientras la otra persona lo sostiene, tu lo bañas. O viceversa.
5. Sea cual sea el lugar que elijas para bañar a tu gato (bañera, fregadero, recipiente, etc) pon algún elemento antideslizante en la base para que el animalito no se resbale y llénalo con unos pocos centímetros de agua tibia.
6. Cierra bien puertas y ventanas del lugar para evitar que el minino, si se asusta demasiado, intente escapar. Tampoco permitas la entrada de otras mascotas mientras bañas a tu felino.
7. Ve poco a poco acostumbrando a tu minino a la situación. Puedes incluir algunos juguetes en el agua para llamar su atención, por ejemplo. Si ves que las cosas se descontrolan, no lo obligues. Prueba en otro momento. En caso de que sea necesario bañarlo con urgencia, porque corre riesgo su salud, intenta limpiarlo con un paño húmedo. O recurre al veterinario.
8. Si logras introducirlo en la tina o recipiente elegido para bañarlo, mójalo del cuello para abajo y enjabónalo suavemente. Enjuágalo bien. Si no están muy sucias su cabeza y cara, puedes lavarlas con un trapito humedecido. Mientras dura la operación, háblale de forma tranquila y suave.
9. Sécalo con toallas tibias y ponlo cerca de alguna fuente de calor. Si acepta el secador de pelo, puedes utilizarlo. Pero no agregues una fuente más de estrés. Si se asusta con el ruido, apágalo de inmediato.